Desilusionarte de las personas es inevitable y es consecuencia de esperar demasiado de ellas. Confiar en que alguien creyendo que jamás te fallará es un error; el ser humano no es perfecto, perfecto solamente es Dios. El salmista decía “Mejor es confiar en Jehová Que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Jehová Que confiar en príncipes” (Salmos 118:8,9).
Asegúrate que tu confianza esté puesta únicamente en Dios. Ahora, hay que entender bien lo que la Palabra de Dios enseña: no es tener una actitud cerrada de desconfianza ante las personas. No es que debas ser escéptica, que tomes la actitud de cuestionar o poner en duda todo, que no creas en nadie y te aísles sin relacionarte con con los demás para no ser herida. Porque esa es la actitud que tenemos muchas mujeres después de haber sido desilusionadas. Pero no se trata de eso.
Cuando la Palabra de Dios dice que no debes confiar en las personas, lo que está diciendo es que no debes hacer descansar tu felicidad en la gente, porque tu nivel de satisfacción y éxito no depende de otras personas sino depende de Dios.
No debes alargar tu sufrimiento por lo que otros te hacen o dejan de hacer, porque finalmente tu recompensa está en las manos de Dios.
Si tienes desilusión y desesperanza en tu vida, debes saber que Dios está contigo y que Él tiene en Sus manos los hilos de la historia y es quien controla todo lo que te pasa, nada escapa a su dominio.
Pídele a Dios que te ayude a discernir Su verdad en cuanto a lo que estás viviendo. Pídele al Señor que reine en esa situación, en lugar que reinen tus sentimientos.
Es fácil que te dejes llevar por el enfado o el dolor, que caigas en el resentimiento, pero Dios ha prometido que Él tomará todas tus heridas emocionales si se las entregas dejándolas ir; Él hará algo bueno de ellas y las usará para tu bien.
NO IMPORTA LA DESILUSIÓN QUE ESTÉS VIVIENDO, LO QUE IMPORTA ES QUE LA DEJES IR.
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