viernes, 13 de mayo de 2016

HAS SIDO ESCOGIDA POR DIOS

Hoy en día existen muchas mujeres que no se gustan o aprecian a si mismas.
Hay una lucha constante en su interior, viven pensando y hablando cosas negativas de sí mismas, se sienten inferiores e inseguras si no son aceptadas por los demás, se afanan tratando de agradar a otras personas y no les importa llegar hasta las últimas consecuencias por lograrlo. Ese autorechazo impide que tengan buenas relaciones con los que le rodean.

En la Biblia podemos leer lo que Dios le dijo a Jeremías: “Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta a las naciones” (Jeremías 1:5).

Lo mismo que a Jeremías Dios te formó y te amó desde el vientre de tu madre. Tu vida no es un accidente, no eres un error, antes que nacieras tu vida ya tenía un propósito que Dios ya había ordenado.

Tu Padre Celestial conoce todo sobre ti, tus pensamientos aún antes que los pienses: “No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda” (Salmos 139:4).

Él conoce tanto lo bueno como lo malo de ti y aún así te ama. Debes saber que Dios está contento contigo, tú eres la niña de sus ojos, así como la pupila es el centro del ojo, tú eres el centro de atención de Dios.
No prestes demasiada atención a como la gente te ve o que si te desaprueba, lo único importante es como tú te ves a ti misma y lo que Dios dice de ti.

Dios te ve como un tesoro, Él sabe que no eres perfecta y que cometerás errores, pero que a la vez aprenderás de ellos. Él aún no ha terminado contigo, eres su obra en proceso, pero ten la seguridad que la terminará: “El que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).

Dios no siempre aprueba tu conducta o decisiones pero si te aprueba como Su instrumento escogido. Si Dios te aprueba ¿por qué no aceptarte y aprobarte a ti misma?

Tú no naciste para fracasar, sino para conquistar y avanzar. Dios te ha escogido desde antes que nacieras Él te formó, te creó y te puso nombre…

Dios te eligió a ti porque a sus ojos fuiste de gran estima.

«Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.» —Isaías 43:4,

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